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PRINCIPIOS EDUCATIVOS GAE

PRINCIPIOS EDUCATIVOS GAE
Sobre la base de la Gran Aventura Educativa (GAE), el método se ha desarrollado por más de 30
años. El colegio busca alcanzar su misión siguiendo la orientación de los siguientes pozos o
Principios Educativos:


1.- Expresarse creativamente


El objetivo es lograr el flujo emergente del ser hacia los demás, a través de la participación creativa
y como fruto de las experiencias realizadas.
El flujo es un movimiento constante y total. Es el ascenso de una marea. Supone un reflujo, en que
desciende a su estado anterior.
En la expresión del hombre, sucede el mismo fenómeno, es decir, fluye el ser total que emerge
manifestándose en cada acción que acomete. Refluye en un movimiento de inmersión, arrastrando

en su interior todas las impresiones, vivencias, experiencias, descubrimientos que ha logrado. En el
interior del mar ya se gesta el próximo flujo que desplegará al ser, otra vez, y así sucesivamente.
Flujo y reflujo que la persona realiza en un acto libre.
Flujo y reflujo que conllevan las riquezas espirituales de las personas en su constante intercambio
dialogal, producto de incontables experiencias, aprendizajes, desaprendizajes y reaprendizajes.
La Gran Aventura Educativa favorece el despliegue de la personalidad que se manifiesta a los
demás, auténticamente. El Hombre se expresa al acometer acciones. Su participación contiene
los rasgos de su personalidad.
La Gran Aventura Educativa permite que la persona construya innumerables canales de expresión,
por medio de los cuales su ser fluirá hacia los demás. Comunicación del ser. Intercomunicación con
otros seres. Será a través de la pintura, el teatro, la danza, la poesía, el modelaje, el mimo, el juego,
la jardinería, el folclor, la fotografía, el deporte, la conversación, la investigación científica, la
aplicación tecnológica, el trabajo manual, la acción solidaria, y muchos otros.
Para el logro de una expresión más auténtica y espontánea, será indispensable un clima de
confianza, amistad y autenticidad, que haga que la persona se desprenda de la “máscara” detrás
de la cual se esconde (cfr. Flash educativos), para pasar a ser él mismo, sencillo, verdadero,
amable, fraternal, limitado, amigo.
Lograda esta necesaria espontaneidad, la persona descubrirá la necesidad de optimizar su
expresión dominando progresivamente la técnica.
La Gran Aventura Educativa exige a las personas aprender a conjugar el verbo inventar.
La Gran Aventura Educativa reforzará, tras cada acción emprendida, la confianza en sí mismo, que
los motivará a seguir expresándose en otras oportunidades, cada vez con mayor seguridad.
La Gran Aventura Educativa hará que los educandos descubran por sí mismos valores humanos y
religiosos, producto de una búsqueda personal y comunitaria.
La Gran Aventura Educativa facilita la liberación de energías y descarga de tensiones, es decir, una
catarsis significativa, por la alegría y entusiasmo con que se emprenden las actividades, ya que en
cada una de ellas, la persona sentirá su realización plena.
La Gran Aventura Educativa hace posible que se manifieste un conjunto de potencialidades de la
persona que frecuentemente no logran expresarse creativamente.

2.- Integrarse, identificarse y pertenecer a grupos humanos


El proceso continuo de acción y reflexión grupal integra en el interior del equipo, valores, como: la
verdad, la lealtad, la fraternidad, el amor, encarnada en la persona que ha aportado al Grupo toda
su personalidad. Esto garantiza un estilo auténtico y espontáneo, subordinado a sus estados
anímicos, a sus crisis típicas, dificultades cotidianas, a sus limitaciones humanas.

El trabajo en equipo “reduce la competición al mínimo y la sustituye por el trabajo grupal, en donde
cada uno aporta su riqueza y experiencia propia, contribuyendo a las investigaciones comunes, con
la curiosidad y las preguntas…” (Legrand Paul, 1973).
El equipo procederá a organizarse internamente para el logro de sus objetivos: se fijarán normas de
conducta, “Reglas del juego”, los roles que cada uno de sus miembros ha de desempeñar:
determinará quién de sus integrantes es el más indicado para asumir el liderazgo en la empresa que
se desarrollará. De este modo el Equipo irá formando en la persona un profundo sentido de
pertenencia al grupo.
La continua interacción de las personas en la vida grupal, facilitará el aprendizaje y garantizará su
constante optimización, ya que el equipo se verá impelido a descubrir e inventar sus propios
métodos.
Un equipo son seis o siete espíritus jóvenes agrupados, con un “objetivo común”, relaciones
personales entre sus miembros y una acción cooperativa o una acción interdependiente (Mercieca –
Loayza, 1974). El equipo es la célula fundamental de la Gran Aventura Educativa
El equipo logrará conocerse e intercomunicarse a través de las acciones emprendidas. Nacerá y
madurará una amistad entre ellos, producto de las experiencias vividas juntos.
Un equipo siempre necesita de otros equipos para emprender acciones en conjunto. La empresa
común los motiva y estimula a unir sus fuerzas y coordinarlas para un mejor resultado.

3.- Crecer en una diversidad de espacios educativos


La Gran Aventura Educativa obliga a un desplazamiento continuo en busca de la situación
educativa. El espíritu de investigación exigirá visitar lugares para constatar en el terreno mismo los
fenómenos, a fin de volver luego al taller a analizar los datos recogidos y elaborar los trabajos.
Las personas recorrerán el patio de la escuela, el estudio, el museo, el cine, el bosque, la industria
cercana, el bus, la calle, el observatorio astronómico, el taller fotográfico, el laboratorio de química,
la imprenta, el campo, la caleta de pescadores, la iglesia, el puerto, el mineral, el zoológico, las
viñas, las bodegas, los cerros, las ferias autóctonas, el festival folklórico y otros tantos lugares
donde es posible descubrir al hombre manipulando las máquinas, transformando la materia,
recreando, inventando, verdaderos centros educativos.
Esta exploración de los diversos espacios educativos asegurará la adquisición de importantes
aprendizajes, por la significativa integración de estas realidades ambientales.
La Gran Aventura Educativa podrá aplicarse dentro de la sala de clases, si esta se transforma en un
espacio educativo nuevo, en que se pueda trabajar activamente. Los bancos de la sala tendrán que
abandonar su tradicional postura para empezar a mirarse cara a cara, ya sea para formar grupos de
trabajo o dejar un amplio espacio que permita el movimiento.
Sin embargo, llegará el momento en que la sala de clases quede abandonada como una plataforma
de lanzamiento interespacial ya usada, observando cómo el cohete con todos sus motores al rojo
vivo, se lanza en busca de otros espacios.

La sala de clases sólo volverá a ser usada, cuando el cohete vuelva a su base para evaluar las
experiencias realizadas.

4.- Establecer relaciones educativas facilitadoras de una comunicación plena


Las bases fundamentales de estas relaciones educativas son: la confianza, la amistad y la
comunicación.
Confianza significa creer en el otro y ser capaz de compartir las vidas en un mutuo respeto. Respeto
y aceptación del otro que engendra una seguridad en sí mismo motivando una actitud de
espontaneidad y familiaridad en la interacción.
El ambiente de confianza exige que las personas se respeten, aceptándose tal como son,
procurando perfeccionarse todos en el desempeño de su rol. La confianza significa una seguridad
en el otro. De ahí que en esta interacción se logre una mayor confianza en sí mismo y mayor
conocimiento de sí.
El ambiente de confianza, cimentado por el compromiso, dará un respaldo de seguridad y apoyo
necesarios para que se expresen las necesidades con franqueza, se elija la aventura con decisión,
se programe con claridad, se ejecute con creatividad y se evalúe con la verdad. Todo esto en un
clima de responsabilidad individual y grupal, consecuencia de la comunicación plena.
Amistad implica un recíproco afecto que existe entre las personas y que se concreta en actitudes
constantes, afecto auténtico, que hace vivir en la práctica los principios valóricos que sustenta cada
sujeto, afecto que se manifiesta en la colaboración organizada dentro de cada grupo.
La relación entre Educador y Educando, específicamente, plantea ciertas condiciones que
demandan al educador un equilibrio y madurez que evita crear una dependencia afectiva de parte
del educando.
El afecto de la persona, por su parte, se traducirá en distintas reacciones, de acuerdo con su edad.
En todas ellas, sin embargo, considerará al educador como su amigo, si este se ha hecho
merecedor de su confianza y amistad.
La Comunicación exige la disponibilidad e interés para sostener una conversación. La tertulia
corresponde, pareciera, a otra época, en que, ausentes los medios de comunicación modernos, los
hombres tenían tiempo de encontrarse e intercambiar sus inquietudes, sus deseos, sus ideales, sus
preocupaciones, sus vidas. De las conversaciones informales entre las personas, en torno a una
taza de té, alrededor de un fuego, brotarán las amistades más profundas, descansando después del
trabajo comunitario.
La Gran Aventura Educativa intenta ser la aventura del encuentro entre los hombres en que la
acción sea la oportunidad para que se comuniquen y se conozcan más.
La puesta en marcha de Empresas comunitarias que enfrentan las inquietudes planteadas por el
grupo, redundará en una mayor necesidad de dialogo. La comunicación habrá cimentado las bases
de la confianza y la amistad, fundamentos de estas Relaciones Educativas Facilitadoras.

5.- Asumir la responsabilidad de su propia educación, aprendiendo a pensar, hacer y valorar
proyectos educativos, deseados y elegidos por ella misma.


La Gran Aventura Educativa se fundamenta en los principios de la Educación permanente. Es decir,
en la vida misma del hombre que vive en la comunidad, desde que nace hasta que muere
transformándolo en el protagonista de su proceso educativo.
La Gran Aventura Educativa pretende que la persona aprenda a aprender, aportándole los recursos
metodológicos y tecnológicos, diversos tipos de aprendizaje, dominio del idioma, desarrollo de sus
facultades de concentración y observación, conocimiento de cómo y dónde obtener la información,
la capacidad de análisis y de síntesis, de aplicación, la habilidad para comunicarse con los demás,
el hábito de la reflexión, la creatividad, de la responsabilidad, de la participación y del compromiso.
A través de la Gran Aventura Educativa se busca que la persona desarrolle el espíritu de criticidad
frente a sí mismo y frente a las influencias de los numerosos agentes educativos, que a veces, lo
manipulan.
La Gran Aventura Educativa es un proceso de aprendizaje sistemático, por cuanto permite que la
persona formule sus objetivos, ejecute y evalúe organizadamente, dentro de un curriculum
emergente que ha de ser determinado por ella misma, de acuerdo a sus necesidades.
La Gran Aventura Educativa es un proceso progresivo, por cuento apunta al desarrollo de conductas
y capacidades de la persona, facilitando la adquisición de nuevos aprendizajes de un mayor nivel de
complejidad. Desarrollo armónico y continuo, cuyo avance ha de estar controlado por el mismo
sujeto, mediante el uso de instrumentos de auto y heteroevaluación.
De ahí que la Gran Aventura Educativa postule la flexibilidad del Curriculum, tanto en sus
contenidos, como en los aprendizajes, poniendo el acento sobre la persona y no sobre el programa.
Poner el acento en la persona significa que ella pueda decidir su destino, usando su libertad.
Aprendizaje de la libertad que supone éxitos y derrotas, responsabilidad frente a su propia
educación.
Es por esto que la persona exige realizar acciones que él mismo pueda acometer, siendo el primero
en llevarlas a cabo. Supone un grado de atrevimiento y decisión. Podemos apreciar en la iniciativa
el germen de la creatividad del individuo. Lo podemos relacionar con la participación responsable,
en la cual el hombre manipulará herramientas con la consabida seguridad del que domina.
En la realización de un proyecto educativo, los sujetos han debido aprender a pensar, ordenando
sus ideas en el tiempo y en el espacio, designando roles, para la consecución de los objetivos. Han
debido aprender a hacer, ejecutando con responsabilidad, eficiencia y precisión, con creatividad, la
acción programada. Han debido, finalmente, aprender a valorar, asumiendo una actitud permanente
de reflexión sobre la acción realizada, con el fin de optimizarla.

Los tres elementos señalados constituyen una trilogía indisoluble, porque ellas conforman todo acto
libre, en la medida que la persona toma conciencia de su quehacer, dándole a su Proyecto vital, una
dimensión educativa.
En la Gran Aventura Educativa el Aprendizaje del Pensar, el Hacer y el Valorar se concentra en
forma permanente en todo el desarrollo de un Proyecto Educativo, expresándose principalmente el
pensar en la instancia de la programación, el hacer en la instancia de la ejecución y el valorar en la
instancia de la evaluación.
Las Instancias de Programación, Ejecución y Evaluación informan un proceso permanente que dice
relación directa con el aprendizaje, desaprendizaje y reaprendizaje de la persona, por cuanto esto
le permitirá a los sujetos reformular sus objetivos, considerando todo el enriquecimiento adquirido en
la experiencia ya vivida.
La Programación del Proyecto Educativo permitirá que la persona se habitúe a programar todas sus
acciones vitales, impregnándolas de una ordenación que le permitan administrar su vida y
responsabilizarse de su propia educación.
En la Instancia de Ejecución, el grupo realiza la acción programada. La puesta en marcha será otra
gran prueba para el Grupo como tal. Brotarán las actividades plenas de contenidos de un
currículum, del cual todos y cada uno de sus integrantes, se sienta responsable, porque ellos
mismos lo han definido.
En la Gran Aventura Educativa la Instancia de Evaluación está orientada a recoger permanente
información sobre el nivel de logro de los objetivos y a una toma de conciencia por el participante
del crecimiento personal alcanzado tanto en el plano intelectual como volitivo, físico, afectuoso,
religioso y social.
La Gran Aventura es una empresa educativa de la comunidad, cuya acción es estructurada a partir
de las necesidades sentidas y objetivadas de sus grupos humanos.
De ahí que, a las instancias de programación, ejecución y evaluación ya mencionadas, se agreguen
otros dos constitutivos del acto libre que completen sus sentidos; el deseo y la elección.
Del deseo de cada grupo emerge todo un contenido de aspiraciones e ideales, expresión profunda
de un ser, ávido de formar parte de una comunidad y ávido de vivir experiencias.
El deseo estará siempre condicionado por la complejidad psicológica producto de disposiciones
congénitas y del bagaje de influencias recibidas del medio ambiente, de quienes participan de la
Gran Aventura Educativa. Es así como, los deseos de un grupo de preadolescentes serán distintivos
a los de un grupo de adultos: mientras los unos estén deseando actividades que se identifican con
los sueños despiertos que tantas horas los han sobrecogido, los otros estarán deseando actividades
que signifiquen una respuesta a sus inquietudes en el campo laboral, familiar, comunitario o cultural.
En la instancia de elección, el grupo tendrá que tomar decisiones en la definición del proyecto
educativo que deseó, seleccionando de entre muchas posibilidades, aquellas que sean
objetivamente realizables y que más respondan a sus intereses y necesidades. En la decisión se
pone a prueba la calidad de grupo que posee el conjunto de personas reunidas para emprender la
gran aventura educativa. Tendrán que lograr unanimidad, asumiendo con tesón la empresa elegida.

Cada instancia del método exige al grupo de personas un cambio de conducta, transformando el
individualismo en un espíritu comunitario, en que tenga mayor peso la participación en un proyecto,
el cual ha sido elegido por una mayoría, que la imposición de una o dos ideas individuales que el
grupo ha rechazado y que podrían realizarse en otra oportunidad. Para lograr esta necesaria
armonía, el grupo deberá aprender a autoconducirse, de modo que la realización de cada instancia
vaya precedida de una preparación adecuada que se evidencia en una fuerte cohesión entre sus
integrantes y en la común aceptación de normas o “reglas de juego”.
La Gran Aventura Educativa cimenta su método en estas cinco instancias, cuyo carácter
permanente terminará por transformar la actitud vital del sujeto, al obligarlo asumir un rol
protagónico en su proceso educativo. Deseo, elección, programación, ejecución y evaluación que
conllevan la semilla de una vida nueva en que la persona se sienta capaz de emprender acciones
educativas que le deparan un conocimiento más profundo de sí mismo y de los demás gracias a las
experiencias que habrán vivido juntos.

6.- Participar en conjunto con educadores – animadores que faciliten su motivación, generen
un ambiente de libertad y orienten su acción educativa.


Esta participación se caracterizará fundamentalmente por una actitud adulta de los educadores –
animadores, especialmente en el caso de grupos de niños y jóvenes.
Los educadores – animadores constituyen un equipo de personas con un objetivo común, relaciones
interpersonales y una interacción dependiente, y su rol es animar, eso es infundir alma, con vigor y
energía, dar vida y movimiento a grupos de personas y, por otra parte, objetivar la influencia de los
distintos agentes educativos, esto es, aclarar su presencia a objeto de que la persona los integre,
los controle y los maneje en vista de su crecimiento personal.
Los animadores deben motivar, incentivar, estimular, promover, participar, dejando hacer. Su
presencia es fundamental: estar, aportar a los equipos, escuchar, responder, preguntar, orientar,
sonreír, cantar, ayudar a liberar para que la persona exprese más auténticamente No obstaculizar
con “su experiencia”; comprender, apoyar en la derrota, hacer reflexionar en el triunfo; sentirse
profundamente responsable de ese grupo humano; en consecuencia, no temer a exigir, sobre todo
aquellas reglas que los mismos educandos se han impuesto.
El animador – educador debe ser capaz de profundizar permanentemente en el conocimiento del
hombre, en su perspectiva histórica, asumiendo un rol que signifique implementar un proceso
educativo con visión de futuro. En efecto, su acción educativa, especialmente para el niño y el
adolescente, deberá proyectarse a lo que esa persona será en 20 años más, implementando en el
presente una interacción educativa que profundice conductas nuevas en vistas de la proyección
histórica del educando.
Es por todo esto que, el animador debe contar con una serie de recursos técnicos, actitudes vitales
y capacidades mínimas que pueden definirse en base a cuatro factores fundamentales:
Factor: “Realización – Plenitud – Personal”

Conforma el grado de madurez de la persona. Hablamos de congruente, integrando en sí mismo las
dificultades propias de la vida humana, las enfrente con el equilibrio necesario como para
visualizarlo en su lugar de importancia y tamaño de gravedad. Tiene criterio, capaz de distinguir lo
esencial de lo accidental, lo que es prioritario, de aquello que puede esperar. Comete errores, pero
se evalúa en su quehacer y escucha las críticas de los otros. Sabe quién es y cómo es, a dónde ir,
sabe dónde está descubriendo que la felicidad se enraíza en valores permanentes.
Factor: “Animación – Conducción – Carisma Grupal”
Conforma la capacidad del animador de empatía, relación con grupos humanos, percibiendo sus
necesidades, sintiendo con ellos y la capacidad del animador de aplicar el justo y adecuado
ingrediente incentivador que responda a las inquietudes de las personas. Supone creatividad y
entrega de sí mismo, invención para que el grupo siga creando y autogestando su quehacer.
Capacidad de intervenir, confundiéndose con el grupo para la solución de sus problemas.

El animador debe ser un artista.


Factor: “Técnicas – Recursos Pedagógicos – Instrumentos Científicos”
Conforma el aprendizaje, manejo de técnicas y su aplicación sistemática, considerando la
formulación de objetivos, la realización de actividades que conllevan contenidos educativos y la
evaluación que retroalimente futuras acciones. Manejo de técnicas de Dinámica Grupal. De
elaboración de encuestas o aplicación de entrevistas. De fichas de seguimiento personal.
Conocimiento de juegos y conducción de ellos; de diversas técnicas relativas al teatro, mimo, canto,
danzas, instrumentos musicales, organización de torneos deportivos, artísticos, entre otros. El
animador es un científico.


Factor: “Trabajo en Equipo con otros Educadores y/o con especialistas de otras disciplinas”
Conforma la capacidad de trabajo con otros adultos, educadores en planes conjuntos. En el factor
Realización – Plenitud – Personal encontramos la fuente de donde emana la actitud de cooperar
con otras personas en un trabajo que “no es mío”, sino del equipo, en donde el adulto deberá
sentirse pleno y realizado por desempeñar una función – cualquiera sea ésta en importancia- para
lograr éxito en la Empresa Educativa abordada por el grupo. Factor importante que a menudo hace
fracasar buenas ideas, por la actitud “individualista” del Animador.

7.- Crecer en contacto armónico con la naturaleza y el medio ambiente.


La Gran Aventura Educativa hace realidad este principio en tres niveles. Primero, en el
conocimiento, cuidado y desarrollo del propio cuerpo, de sus capacidades físicas y expresivas.
Segundo, en el ejercicio de los derechos y deberes que cada persona tiene respecto del ambiente
social, físico y natural en el que se desenvuelve cotidianamente. Y, tercero, a nivel de la conciencia
medioambiental global que cada ser humano debe poseer como un miembro más de la gran
comunidad de seres vivos existentes en el planeta Tierra.
La esencia del ser humano es algo intangible, llámesele a ella alma, espíritu o mente. Sin embargo,
esta esencia se encarna en un cuerpo físico, mediante el cual el hombre y la mujer se relacionan
con sus iguales y con el medio ambiente.

Para la Gran Aventura Educativa, el cuerpo no es una dimensión humana secundaria o meramente
instrumental. El ser humano es cuerpo de la misma manera que es espíritu. todas las expresiones
humanas como percibir, pensar, comunicarse, sentir, trabajar, tener relaciones afectivas, jugar, orar,
son expresiones tanto físicas como espirituales.
Ya los antiguos griegos sabían muy bien que una mente y un cuerpo sanos se necesitan
mutuamente. Por ello el crecimiento integral de la persona necesita un adecuado conocimiento y
cuidado del propio cuerpo.
La Gran Aventura Educativa promueve el desarrollo corporal en base a una ejercitación y recreación
física adecuada para cada edad, también estimula, el desarrollo de hábitos de higiene y salud
personal y social, así como el cumplimiento de las normas de seguridad necesarias en cada espacio
educativo. Intenta también guiar al niño y a la niña, como a los jóvenes, en la adquisición de
habilidades perceptivas, expresivas y comunicativas de su propio cuerpo, para que tome conciencia
de los ritmos y ciclos que en él se encuentran, que son en definitiva, los mismos que rigen en toda
la creación.
Por otra parte, para crecer en forma satisfactoria, física, espiritual y afectivamente, el ser humano
tiene el derecho y el deber de vivir en armonía con su medio ambiente.
Esto supone desarrollar un intercambio mutuamente beneficioso y equilibrado con las personas con
quienes convivimos, la naturaleza que nos rodea, incluso con los elementos artificiales creados por
el hombre. En nuestro mundo más cercano – el hogar, el colegio, la ciudad – supone vivir en un
ambiente próspero, ordenado, limpio, libre de contaminación y, a la vez, en un mundo que no
descanse sobre la pobreza, el desorden, la suciedad o la contaminación de otros sectores más
alejados del país o del planeta.
En el caso específico de un colegio, vivir en armonía requiere de la definición de espacios y
horarios adecuados, claramente establecidos y respetados por todos, destinados al estudio, al
trabajo manual, la creación y el deporte, el descanso, el compartir amistoso, el encuentro con uno
mismo.
Pero, si bien, el orden y el respeto son valores importantes para vivir en armonía, necesitan de un
ambiente cálido donde adquieran un sentido más humano. Y ese ambiente está dado por un clima
de confianza, amistad y comunicación y por el ejercicio de la solidaridad, pues es éste el valor que
orienta el intercambio generoso entre las personas.
A un nivel más global, la Gran Aventura Educativa crea conciencia de lo importante que es cuidar y
preservar la naturaleza en un país y en un planeta donde ésta se ve cada vez más afectada por la
explotación irracional, la desaparición de especies, la contaminación en todas sus formas, la
desertificación y el cambio global del clima.
El ser humano es la especie que mayor impacto ejerce sobre la naturaleza. Durante los últimos
doscientos años este impacto ha sido especialmente perjudicial, dañando e incluso destruyendo
ecosistemas que se habían desarrollado en forma armónica durante milenios. Al destruir la
naturaleza los humanos nos estamos destruyendo a nosotros mismos. Por eso la Gran Aventura
Educativa considera importante:

• Desarrollar la sensibilidad frente a la naturaleza, aprender a admirarla y amarla. Aprender a
disfrutar de ella. Para esto se fomenta la vida al aire libre y el contacto con la naturaleza,
considerando estas experiencias privilegiadas para redescubrir la inmensidad de la sabiduría y el
amor del Creador.
• Desarrollar el compromiso consciente con la preservación de la naturaleza.
• Conocer la naturaleza, desarrollando las habilidades científicas involucradas, como la
observación, la descripción precisa, el planteamiento de hipótesis, la planeación, ejecución y
evaluación de experimentos y otras.
• Conocer y reflexionar sobre el impacto del hombre sobre la naturaleza. Esto supone un
estudio interdisciplinario de este fenómeno que involucra la Historia, la Economía, la Geografía, la
Ética, la Antropología, etc.
• Desarrollar acciones concretas en pos de la conservación de la naturaleza, entendiendo que
este objetivo no es responsabilidad sólo de las autoridades o aquellos que ejercen altas cuotas de
poder sino de todas las personas.

8.- Comprometerse con el logro de la felicidad de los demás”.


La Gran Aventura Educativa es una invitación a redescubrir e internalizar valores humanos
fundamentales que rijan la interacción entre las personas; es una alternativa educacional que se
ofrece al hombre para el logro de su felicidad, en cuanto lo insta a asumir una modalidad de ser, una
actitud, una nueva forma de vida.
Esta categoría de felicidad es asequible a todo el mundo, entendiendo que sobrepasa la posesión y
privación de un objeto, sea éste un bien material o espiritual.
Lengrand habala del “ejercicio y sentimiento de poder”. Del verdadero poder, el poder de la acción
sobre uno mismo. “Todo hombre puede ejercer poder sobre uno mismo, cuando hace triunfar la
lucidez sobre la ilusión, el conocimiento sobre la ignorancia, la esperanza sobre el desánimo y la
desesperación, la confianza en el prójimo sobre el odio y la misantropía, la disponibilidad y la
transparencia sobre el rechazo y el oscurantismo”.
La felicidad se consigue a fuerza de trabajo creativo que conlleva una visión personal y original del
mundo y que signifique encontrar respuesta a los problemas de la vida y lograr entusiasmarse con
ella. “A partir de aquí, la aspiración a la felicidad se confunde con los fines de la educación y los

caminos que conducen a una existencia feliz con aquellos por los que transcurren los distintos
momentos del acto educativo”.
La felicidad y la educación hay que entenderlas como una construcción que es un largo proceso que
exige creatividad, constancia y compromiso. Construcción permanente en que sólo la palabra
aventura pueda sintetizar con energías el significado del largo camino emprendido, aventura del
encuentro entre las personas, aventura del descubrimiento de valores necesarios para la felicidad,
valores como la lealtad, la solidaridad, la sencillez, la verdad, la generosidad, la confianza, la
amistad, entre otros.
Y porque la fuerza educativa de la Gran Aventura Educativa radica en la internalización de
importantes valores humanos, ella cimienta en un profunda FE EN EL HOMBRE, eterno sujeto de
tensiones y contradicciones que siempre será un peregrino hacia su felicidad. FE EN EL HOMBRE
que alimenta energías en su interior para volver a sonreír y confiar en los otros, para volver a
descubrir la vida y así vivirla intensamente con una actitud nueva: la confianza en sí mismo y en los
otros, quienes conjugan el verbo en primera persona del plural: ¡HAGAMOS!, ¡INVENTEMOS!,
¡CONSTRUYAMOS!, ¡REALICEMOS UNA AVENTURA!, SEAMOS PERSONA, CREZCAMOS EN
TRASCENDENCIA.
(ABURTO, 1984)